El cronista de la ciudad de inicio comentó que el primer antecedente sobre la tenencia de la tierra en nuestra región se remonta al 3 de mayo de 1535, cuando Hernán Cortés, en nombre del Rey Carlos I de España, llevó a cabo el Auto de Posesión del Puerto y la bahía que hoy corresponde a La Paz
Lunes 26 de agosto de 2024.
Los Cabos, BCS.- En entrevista para Al Cabo Noticias, donde se abordó como tema del día: “Certidumbre en la tenencia de la tierra”, el cronista de la ciudad Gabriel Fonseca habló sobre los antecedentes de la tenencia de la tierra en Los Cabos y Baja California Sur.
De inicio comentó que el primer antecedente sobre la tenencia de la tierra en nuestra región se remonta al 3 de mayo de 1535, cuando Hernán Cortés, en nombre del Rey Carlos I de España, llevó a cabo el Auto de Posesión del Puerto y la bahía que hoy corresponde a La Paz, Baja California Sur. Este acto estableció formalmente el dominio español sobre estas tierras.
Dijo que este primer acto de posesión es crucial porque consolidó el control territorial español en la región, estableciendo un precedente legal que influyó en la organización y distribución de la tierra en Baja California Sur, incluyendo el municipio de Los Cabos.
Agregó que después de los intentos fallidos de Hernán Cortés, la tenencia de la tierra en Baja California quedó en abandono hasta la llegada de los jesuitas en 1697. Ellos establecieron un sistema misional donde las tierras no eran de su propiedad, sino que las administraban en nombre de la Corona Española. A través de la fundación de las misiones, se iba ganando terreno y así se tomaba posesión oficial para la Corona.
Explicó que aunque hubo algunos intentos aislados de repartir tierras y animales entre los indígenas para su uso personal, la norma general era que las tierras y recursos se gestionaban de manera comunal bajo el control de los jesuitas.
Mencionó que surgieron conflictos cuando colonos, especialmente tras la fundación del real minero de Santa Ana en 1748, intentaron obtener tierras controladas por la misión: “los jesuitas se resistieron a ceder terrenos, argumentando que eran necesarios para los propósitos espirituales y de subsistencia de la misión”.
Después de estos conflictos, detalló que en 1767, el Rey Carlos III ordenó la expulsión de los jesuitas, temiendo su creciente poder. José de Gálvez, encargado de ejecutar la expulsión, redistribuyó las tierras misionales, lo que llevó a la secularización y al inicio de la propiedad privada en la región. Las tierras, que antes eran gestionadas comunalmente por los jesuitas, comenzaron a ser adjudicadas a colonos y soldados, transformando la estructura social y económica de Baja California.
Sobre quiénes fueron beneficiados de las adjudicaciones de estas tierras, puntualizó: “fueron soldados retirados, colonos, y algunos inmigrantes que llegaron a la región, quienes recibieron concesiones de tierras para la agricultura y la ganadería”.
Refirió que la llegada de inmigrantes, incluyendo marinos y comerciantes, trajo un cambio significativo en la composición de la población, incrementando la presencia de "gente de razón" y provocando un deterioro en el sistema misional, a medida que estos nuevos pobladores adquirían tierras para actividades agrícolas y ganaderas.
Después de la independencia, la tenencia de la tierra en nuestra región se organizó de la siguiente manera:
1. Inicio de la Titulación (1821): Se inició un proceso de revisión y formalización de las tierras, otorgando títulos de propiedad a particulares para tierras de labor y sitios de ganado.
2. Decreto de 1857: El presidente Ignacio Comonfort emitió un decreto que revisó todas las enajenaciones de tierras baldías desde 1821, consolidando y legitimando la propiedad privada en Baja California.
3. Ratificación de Títulos por Benito Juárez (1859-1861): Durante su presidencia, Benito Juárez ratificó legalmente los títulos de propiedad concedidos desde 1821, asegurando su validez bajo las nuevas leyes del México independiente.
Mencionó estos pasos establecieron una estructura legal sólida para la propiedad privada en Baja California, facilitando el desarrollo agrícola y ganadero en la región.
Entre los apellidos más frecuentes entre los primeros poseedores de tierras están Ceseña, Castro, Pedrín, Montaño, y Ojeda. También se mencionan otros apellidos como Bello, Verdugo, Agúndez, Amador, y Romero. Esta lista incluye un total de 52 poseedores.
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