El uso común de algunas palabras suele ser equivocado por basarse en el desconocimiento de sus verdaderos significados, sobre todo cuando se emplean en el sentido opuesto de lo que realmente quieren decir.
Tal es el caso de “mal herido” como resultado de alguien que se accidentara o fuera victimado.
Para darse cuenta si el término correctamente empleado, debe pensarse en lo contrario: nadie sale “bien herido” de algún percance.
Y aquí se incurre también en otra equivocación al suponer que “bien” (adverbio de modo) equivale a “muy” (adverbio de cantidad).
Ejemplos:
El tema estuvo “bien" interesante (no hay temas “mal" interesantes, sino poco, nada o en diferentes niveles.
El enfermo estuvo “bien" (no se puede estar bien y mal al mismo tiempo; o se está bien o se está mal (muy).
Las cosas salieron “perfectamente bien” (perfecto es superlativo de bien: muy, mucho, mejor, magnífico, excelente, extraordinario y demás sinónimos en grado máximo). Basta con: las cosas salieron “perfectas”.
El concursante estuvo “perfectamente mal" (idea contradictoria, ya que lo perfecto no puede estar mal simultáneamente).
La pintura abstracta está “bien fea" (no hay cosas “mal” feas).
Algunos lingüistas llaman a este fenómeno “antiantónimos”; otros lo denominan “etimologías populares” justificando así este uso imperfecto.
El caso es que antes de emplear alguna de estas “inversiones justificadas”, se reflexione, o por lo menos, se investigue si es conveniente a pesar de la costumbre generalizada basada en la ignorancia.
Fernando Swain
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